«¡NO
ME IMPORTA lo que diga la gente, voy a hacerlo!» le grita a su madre mientras
sale de la casa como un torbellino.
Esta
es una escena familiar de nuestra sociedad. Las palabras cambian, pero el
mensaje esencial es el mismo... la persona no está dispuesta a escuchar el
consejo debido a que su mente no lo está. Pueden buscarse algunos consejos,
pero sólo se les presta atención si refuerzan la decisión que ya se ha tomado
antes o si es un camino más fácil. El rechazar la ayuda y el hacer las cosas a
nuestro modo es propio de la naturaleza humana.
Un
enfoque mucho más sabio es buscar, escuchar y prestar atención a los buenos
consejos. Salomón, el hombre más sabio del mundo, nos invita a hacer esto en
Proverbios (véanse 11.14; 15.22; 24.6). ¡Qué ironía! su hijo y sucesor Roboam,
hace todo lo contrario: escucha los consejos necios que resultan en
consecuencias devastadoras. Cuando Roboam tomó posesión de su cargo, el pueblo
le pidió que fuera un gobernante generoso y bueno. Los ancianos le aconsejaron:
«Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles
buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre» (12.7). Pero
Roboam estuvo de acuerdo con las palabras crueles de sus amigos que lo
incitaron a ser duro. Como consecuencia de ello, Roboam divide el reino.
Aprenda del error de Roboam. Comprométase a buscar y seguir los consejos
sabios.
Los
principales sucesos en 1 Reyes son la muerte de David, el reinado de Salomón,
la división del reino, y el ministerio de Elías. Cuando Salomón sube al trono,
David lo exhorta a obedecer las leyes de Dios y a andar «en sus caminos» (2.3).
Esto mismo hizo Salomón: cuando se le dio la oportunidad de escoger regalos
provenientes de Dios, humildemente pidió discernimiento (3.9). Por tal motivo,
el reinado de Salomón comienza con gran éxito, incluyendo la construcción del
templo, su más grande logro. Desafortunadamente, Salomón tuvo muchas esposas y
concubinas paganas que a la larga hicieron que su corazón se apartara del Señor
y se acercara a sus dioses falsos (11.1-4).
Roboam
sucede a Salomón y tiene la oportunidad de ser un rey justo, compasivo y sabio.
Pero por el contrario, acepta el mal consejo de sus amigos jóvenes y trata de
reinar con mano de hierro. Pero el pueblo se rebela, y el reino se divide en
diez tribus al norte (Israel), gobernadas por Jeroboam, y sólo Judá y Benjamín
permanecen con Roboam. Ambos reinos forjan una senda de reyes corruptos e
idólatras en que sólo la voz clara de los profetas continuamente advierten a la
nación que deben regresar a Dios.
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