martes, 9 de enero de 2018

1RA. CRONICAS

EN LA ESPACIOSA sombra de un antiquísimo roble, una madre observa a su pequeño hijo recoger bellotas, hojas y flores. Cerca, su madre, tía y tío abren el mantel a cuadro sobre la mesa del parque y lo cubren con recipientes y bandejas de pollo frito, ensalada de papas, frijoles cocidos y otras variadas recetas familiares. El sonido metálico de las herraduras lanzadas por el abuelo y el papá contra la estaca perfora de vez en cuando el aire y se mezcla con las aclamaciones, risas y gritos del juego de fútbol de los adolescentes. Una reunión familiar, una tarde soleada con cuatro generaciones y una mezcla de niños, padres y primos segundos.

Las reuniones familiares son importantes... tocar y vincularse con otras ramas del árbol familiar, rastrear la historia personal de uno, regresar a través del tiempo y la cultura, ver parecidos físicos (los ojos de ella, la nariz de él), recordar tradiciones familiares. El conocer la trayectoria genética y las relaciones de parentesco personales nos proporciona un sentido de identidad, herencia y destino.

Es con ese mismo propósito que el escritor de Crónicas comienza su trabajo unificador con una extensa genealogía. Sigue las raíces de la nación en una reunión familiar literaria, comenzando con Adán hace un recuento de su línea real y del plan amoroso de un Dios personal. Al leer el primer libro de Crónicas obtenemos una visión de Dios que trabaja por medio de su pueblo a lo largo de muchas generaciones. Si usted es un creyente, estas personas son también sus antepasados. Cuando se acerque a esta parte de la Palabra de Dios, lea los nombres con admiración y respeto, y obtenga una nueva seguridad e identidad en su relación con Dios.

El libro previo, 2 Reyes, termina cuando Israel y Judá están en cautiverio, una época oscura para el pueblo de Dios. Sigue Crónicas (primero y segundo de Crónicas eran originalmente un solo libro), que escrito después del cautiverio resume la historia de Israel y hace énfasis en la herencia espiritual del pueblo judío en un intento por unir a la nación. El cronista es selectivo al relatar su historia. En vez de escribir un trabajo exhaustivo, entrelaza cuidadosamente la narrativa, subrayando las lecciones espirituales y enseñando las verdades morales. En Crónicas el reino del norte se ignora virtualmente, los triunfos de David -no sus pecados- son recordados y se le da una gran importancia al templo como centro vital de la vida nacional.

El primer libro de Crónicas comienza con Adán y, durante nueve capítulos, el escritor nos da un «quién es quien» de la historia de Israel haciendo un énfasis especial en la línea real de David. El resto del libro nos relata la historia de David - el gran hombre de Dios, rey de Israel- que sirvió a Dios y estableció los planes para la construcción del templo y la adoración en el mismo.


El primer libro de Crónicas es un valioso suplemento de 2 Samuel y un fuerte recordatorio de la necesidad de conocer nuestras raíces, para así redescubrir nuestros fundamentos. Cuando lea 1 de Crónicas, trace su propia herencia divina, agradezca a Dios por sus antepasados espirituales y vuelva a comprometerse a transmitir la verdad de Dios a la siguiente generación.

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